Llevo días con él dándome vueltas en la cabeza...
Despojarme de mi camisa, de mi libro, de mi abrigo, de mi vida.
Dejarlos todos, cáscaras vacías y hojas caídas.
Ir en busca de alimento y de un manantial de agua fresca.
Encontraré un árbol tan grueso como diez hombres robustos
las claras aguas derramándose sobre sus cenicientas raíces.
Encontraré bayas, manzanas silvestres y semillas, y lo llamaré mi hogar.
Le diré mi nombre al viento, y sólo al viento.
La locura nos alcanza o nos deja en el bosque hacia la mitad de todas nuestras vidas.
Mi piel será ahora mi rostro.
Debo estar loco. La cordura abandonada junto a los zapatos y mi casa.
Mis tripas rugen. Avanzaré a trompicones por la hierba y volveré a mis raíces, amis hojas, amis espinas, amis retoños y temblaré.
Dejaré la senda de las palabras para adentrarme en el bosque.
Seré un montaraz, y saldré al encuentro del sol, y sentiré cómo el silencio
aflora a mis labios como antes de las palabras.
Sed felices o, al menos, intentadlo...
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